La joven zuliana es miembro de la Academia Latina de la Grabación.
Reconocida en Venezuela por ser la voz líder de la agrupación Cardenales del Éxito, Aleyni Paz, busca expandir el sonido de la gaita en otras latitudes y para eso trabaja en un proyecto que le permitiría cumplir su tan anhelado sueño de llevar el género pascuero, a las premiaciones más importantes de Estados Unidos.
La joven de 19 años, ganadora del Mara de Oro 2017 como solista impacto del año, plantea una propuesta que resulte convincente ante los productores y promotores que hace vida en Miami. Actualmente integra una campaña en la que la gaita toma protagonismo. «En Miami, a pesar de que el mercado musical es muy selectivo, estoy segura de que el folclore venezolano va a ocupar espacios importantes, así como el vallenato o el reggaetón que lograron escalar peldaños internacionalmente. Una de mis metas es lograr que la gaita, como parte de nuestra cultura llegue a escenarios importantes como un Latin Grammy, premios Lo Nuestro, entre otros. Considero que la gaita tiene todo a nivel musical, composición, ritmo e interpretación, para calar en la gente», destaca la intérprete de temas como Éxodo y Pasajeros de la vida.
Aleyni es miembro de la Academia de la Grabación Latina (Latin Grammy) y su deseo es modernizar o fusionar el folclor con otros ritmos, sin perder los instrumentos tradicionales «porque es una forma de captar público joven y nuevo, así como de internacionalizar nuestro ritmo musical».
Paz grabó su primera gaita a los 7 años, dedicada a la Virgen de Chiquinquirá, como invitada especial con la agrupación Gaitera Los Tucusones . En 2011, con tan solo 13 años, viajó a Madrid y París con «Entre Gaitas y Gaiteros», participando en la Feria de la Chinita en España y Francia y en exposiciones culturales de esas ciudades europeas.
En 2014 ingresó a las filas de Gaiteros de Soluz, recibiendo el premio «Solista del año» y la denominación Gaita Internacional del Año por el Gran Chiquinquirá de oro. Desde 2016 es parte de «Cardenales del Éxito», siendo la segunda mujer en portar la camisa emblemática del conjunto C-2 roja, llevando la gaita a importantes escenarios de Norteamérica.
