Hoy se cumplen tres años de aquel día en que Venezuela y el mundo, se estremeció con el asesinato de una otrora reina de belleza venezolana y posterior actriz de fama internacional.


El 6 de enero del 2014 se conoció sobre el asesinato de la ex Miss Venezuela Mónica Spear y su pareja Thomas Henry Berry, quienes fueron vilmente asesinados en la autopista Valencia-Puerto Cabello, en el estado Carabobo.

La pareja que viajaba junto a su hija Maya de 5 años -para ese momento-, fue atacada por unos sujetos armados que intentaron robarles en la referida arteria vial, tras quedarse accidentados. Según el relato ofrecido por la policía, ellos estaban siendo auxiliados por una grúa cuando el conductor se enfrentó con los delincuentes y estos detonaron sus armas, hiriendo mortalmente a Mónica Spear de 29 años, quien recibió un impacto de bala en el brazo derecho, a la altura de la axila y a su compañero de vida, que pereció a causa de un tiro en el pecho.

Mónica es y será recordada por sus impecables actuaciones en dramáticos como “Mi prima ciela”, “La mujer perfecta”, “Flor Salvaje” y “Pasión Prohibida”. La otrora Miss Venezuela 2004, vivía un m omento estelar en su carrera y vino a pasar las navidades en nuestro país, donde encontró la muerte.
 
Los homicidas

Por el caso, el Tribunal 2° del estado Carabobo condenó a José Gregorio Ferreira de 18 años, Jean Carlos Colina de 19 años y a Nelfrend Jiménez de 21 años.

La decisión fue tomada luego de que los jóvenes antes mencionados aceptaran haber sido los autores del asesinato de Mónica y de su esposo Thomas Berry. Estos fueron acusados por los delitos de homicidio intencional calificado, asociación para delinquir, obstrucción en la vía pública y robo agravado en perjuicio de las dos personas que brindaron ayuda a la familia.

Actualmente, se encuentran recluidos en el Internado Judicial El Rodeo I, en donde cumplen una pena superior a los 20 años.

La desaparición física de Mónica y de su pareja sigue siendo uno de los sucesos más lamentados por los venezolanos, quienes tomaron este lamentable hecho, como un símbolo y grito desesperado de lo que sucede a diario en nuestro país, hoy considerado uno de los tres más peligrosos del mundo. Su muerte sigue siendo un símbolo y un grito desesperado, pero la situación en Venezuela es y sigue siendo alarmante. Ella fue sólo una muestra del gran número de hombres, mujeres y niños, que mueren a causa de una delincuencia desatada y vil, que se ha apoderado de nuestro país, sin que hasta la fecha se haya conseguido ponerle coto a la alarmante cifra de personas fallecidas trágicamente que se ocultan, pero que muchas familias venezolanas lloran.