¡VENEZUELA ES EL PAIS DE LA GENTE MÁS BELLA! De eso no existe duda. Sin embargo, esa desmedida obsesión de lucir cuerpos con medidas perfectas, senos grandes y abdomen muy bien marcado, llevan a muchas personas a perder su verdadero norte de prepararse y formarse como profesionales, e incluso arriesgan hasta su propia vida por lucir como “verdaderas estrellas” de portadas.

Cuando encendemos la televisión y descubrimos a un robusto galán con un bronceado concebido mínimo en Los Roques, preocupado por qué tan marcados se ven sus brazos y haciendo un gran esfuerzo (bastante inútil) por abrir la boca, por tratar de modular y decir entre dientes “Nataliaaaa” (jurando que desborda sensualidad) es cuando nuestras abuelas se colocan las manos en la cabeza y recuerdan el gran trabajo de gente como Gustavo Rodríguez, Raúl Amundaray o José Bardina quienes con un color de piel menos expuesto al sol se preocupaban mas por dar clases maestras de actuación en cada escena de sus telenovelas.

No se puede generalizar, es cierto. Claro que existen buenos actores en Venezuela, el problema es que cada vez se les limita más el espacio para poder transmitir su talento. ¿Que deben darle la oportunidad a nuevos rostros?, también es cierto. Pero nunca dejar de un lado a los grandes pioneros, a la gente que hizo la televisión, a quienes enseñaron al mundo historias de amor, pasión, locura y sufrimiento, a quienes enamoraron con su talento continentes entero.

La profesión del actor aun cuando es gratificante por el cariño del público, resulta ingrata por que los mismos que hoy los elevan y los convierten en celebridades, mañana los olvidan. En nuestro país no existe sindicato activo de actores que vele por sus intereses (aunque se han realizado varios intentos). Son contratados por los canales de televisión mediante prestaciones de servicio profesionales (en la mayoría de los casos). No tienen aguinaldos, horas extras, bonos nocturnos, días feriados ni bono vacacional y aun así están al pie del cañón y con la mayor disposición de regalar su arte a quienes quieren verlos.

Es triste saber que un modelo sin formación ni experiencia gane más en su primera telenovela que una primera actriz que ha dedicado su vida al medio artístico. Desalentador es que figuras tan talentosas como Fabiola Colmenares aun sean víctimas del veto, que se les limite espacios, que se les niegue oportunidades o peor aún, que se le quiera censurar por pensar distinto. Lamentable es que Rosario Prieto, Alicia Plaza, Raul Amundaray y Carmen Julia Álvarez entre otros tantos exponentes estén desempleados.

Hace poco conversaba con un amigo que me contaba su triste tragedia. Su esposa de 26 años, madre de sus gemelos y dueña de una belleza impresionante decidió entrar al quirófano a solo meses de haber traído al mundo a sus bebes, – según ella debía quitarse los «gorditos» que le quedaron y así poder recobrar su tan ansiada figura y regresar al mundo de la farándula. El resultado final es que ahora él se tuvo que convertir en madre y padre, ella murió en la operación y su anhelo de ser la más hermosa solo quedó en las cenizas que esparcieron sobre el mar con lo que quedó de ella.

No está mal las cirugías, no está mal querer verse mejor, no está mal pretender tener un cuerpo de medidas envidiables, lo malo es dejar tu vida en un frio mesón de 2×2. La principal preocupación debe ser por crecer como persona, por que el espíritu se cultive día a día, por estudiar, por prepararse y por trazarse metas y objetivos profesionales que con optimismo, constancia y dedicación se podrán lograr. Ojalá los jefes de casting, productores, directores y ejecutivos de las empresas que producen dramatizados valoren y respeten mas el trabajo de quienes honran la profesión de ser ACTOR.