Quizás esta lista puede ser más extensa de lo que puedo escribir en esta oportunidad, pero les voy a resumir

algunos de los errores sexuales y reproductivos más comunes y “peligrosos” para el sano desarrollo de nuestra sexualidad. Todos estos ejemplos tomados de casos reales, porque en el terreno de las relaciones sexuales la realidad (casi siempre) supera la ficción:

En lo Sexual:

-El hombre “debe ser” un experto amante sexual, y la mujer “debe ser” lo más ignorante en la materia: más allá de lo injusto que resulte para cada quien ajustarse a las expectativas de género, esta unión a la hora del intercambio sexual termina generalmente desencadenando una escena caótica, y alejada del placer de ambos. Bien sea porque el hombre debe poner cara de sabelotodo en la cama, así dude cada instante del encuentro; tanto como si la mujer tiene que mostrarse más casta, pura y “estrecha” de lo que había comentado que era… Cada vez que tengamos la “necesidad” de actuar un papel que genuinamente no nos corresponde, nuestra atención y dedicación durante el acto sexual se va a centrar es en cumplir con esa meta; y como resultado tendremos una pareja exhausta debido al sobre funcionamiento psíquico y físico para aparentar algo que no es…, frustrada porque dedicaron sus esfuerzos a las acciones equivocadas, y doblemente mentirosa porque al final cada uno le dirá al otro que “logró orgasmos y picos de placer jamas alcanzados”; cuando de eso nada.

-Probar todas las posiciones del Kamasutra, o cuanto libro y/o revista llegue a sus manos; no es garantía de mayor placer sexual: De hecho resulta ser que para muchas personas repetir y disfrutar el esquema sexual que les resulta conocido, cómodo y sin tantos periplos trae consigo muchos más orgasmos y disfrute sexual, en comparación con los encuentros donde están repitiendo al pie de la letra la sugerencia de algún experto sexual… El razonamiento es básico y simple, cuando yo me muevo y pruebo hasta donde mi cuerpo se siente seguro y confiado aumento la disposición a sentir y gozar cada momento; en cambio cuando estoy probando con movidas y consejos que me parecen peligrosos hasta para mi integridad física, y además debo poner cara de “estar sobrado” (y volvemos a lo anterior) la angustia, temor e incertidumbre se apoderan de mi sistema nervioso central y de las reacciones a nivel genital específicamente.

-Uno solo no basta: ya sea que se trate de los varones que se empeñan en llevar al limite sus capacidades físicas cuando se exigen más de un coito por encuentro sexual, aunque su organismo no se encuentre ni siquiera en condiciones mucho menos tenga el deseo de cumplir con esta laboriosa tarea; o en el caso de las mujeres que alcanzan un orgasmo, y en vez de agradecer a la vida por lo ocurrido, se hostigan buscando los siguientes… tenemos que aprender valorar cada experiencia y sensación de goce obtenida durante todo el encuentro sexual, incluidas aquellas que nada tiene que ver con la penetración.

Justamente cuando nos detenemos a reconocer todas las sensaciones que somos capaces de sentir con cada beso, caricia, o gesto de parte de la pareja o producto de nuestras acciones; entendemos que el acto sexual no se circunscribe al coito y los genitales. Además, es por ello que cuando sentimos placer a nivel coital lo valoramos mucho más porque sabemos que no tiene porque aparecer siempre en todos los encuentros sexuales; y también tenemos la certeza que eso fue solo uno (pero suficiente) de las muchas otras maneras que tenemos disponibles para el disfrute.

-La experiencia sexual previa garantiza el éxito con la nueva pareja: quizás aquel o aquella que sienta una cuota moderada de temor frente a este nuevo cuerpo; y que en función de la duda se atreva a preguntar y vaya estimulando temeroso pero curioso el cuerpo del otro…justamente resulta un mejor amante en comparación con el que se aproxima al acto sexual “muy” seguro de si mismo, de sus antecedentes y del manejo experto del par de movidas que aprendió de cualquier literatura dedicada al tema.

De nuevo la justificación es clara y sencilla, la actitud del primero evidencia la necesidad (o gusto) de agradar al otro, y hacerlo sentir bien considerando su cuerpo como lo que es, un universo único e irrepetible distinto al resto de cuerpo con los cuales se haya topado (o haya escuchado hablar). En cambio el segundo personaje muy seguramente tratará de recrear en cada encuentro sexual su monologo sexual en el cual exhibe un guión centrado en sus necesidades, gusto y preferencias, donde solo él o ella puede quedar satisfecho, pleno o complacido por su show.

-Cuidado con las profecías autocumplidas: especialmente los varones cuando se “equivocan” o las cosas no resultan como ellos deseaban (así las expectativas hayan sido irreales) tienden a criticarse demasiado, llegando inclusive a lastimar su autoconcepto. Lo peor es que el castigo auto inflingido no queda ahí, sino, que posteriormente en cada encuentro sexual seguramente espera repetir el mismo desastre y caos que manifestó anteriormente, y que quizás nada tiene que ver con razones personales; sino más bien producto de múltiples variables del contexto, estimulación, etc.

Por ello lo importante y que debemos siempre recordar es que el desempeño sexual es como cualquier otro aspecto de nuestro organismos sensible a los cambios del entorno personal o externo. Así como existen días que tenemos mejor rendimiento en el trabajo, o los estudios del mismo modo se pueden tener días buenos y otros no tanto en cuanto al deseo sexual, calidad de la erección, tiempo de eyaculación, cantidad de orgasmos obtenidos, etc, y esto no necesariamente tiene que convertirse en la norma.

En lo reproductivo:

-Historias, rumores y cuentos de camino solo garantizan el riesgo de embarazos: a menos que tu pareja o mejor amig@ sean especialistas en el área de la medicina, no tienes porque creer y mucho menos seguir los consejos y sugerencias al pie de la letra; sobre todo porque después no vas a resolver nada cuando vayas y le reclames “yo te hice caso, es tu culpa…”

Estamos bastante mal acostumbrados a resolver nuestras incertidumbres sexuales y reproductivas con cualquier persona, a la cual ni siquiera le preguntamos de donde obtuvo la información que suministra.

Entonces, si efectivamente no estamos buscando estrenarnos como padres,o aumentar la cantidad de herederos lo mejor sería buscar asesoramiento médico y tratar de cumplir con las indicaciones que nos sugieren, ahora sí de manera exacta.

-Debemos revisar que hacemos, y cómo lo hacemos cuando paso más tiempo preocupad@ por lo qué paso; más que emocionad@ porque paso…: Muchas personas se acostumbran al esquema de vida donde disfrutan un día y sufren o padecen los 29 siguientes; y esto en definitiva no resulta grato, placentero o sano.

Inclusive para aquellas mujeres y hombres que se rompen la cabeza explicando y justificando cada detalle del encuentro sexual para disminuir los posibles riesgos de embarazos, en el fondo saben que no existe certeza de no haber quedados embarazad@s o infectad@s cuando no controlamos de manera segura y efectiva los riesgos. Por ejemplo prohibido mantenerse reptiendo como loros comentarios tales como: “Solo fue un roce de su pene (después de eyaular) en mi clitoris, lo juro…”; “yo estoy segur@, que solo fue la cabeza del pene”; “es que él eyaculo poco”…, etc, etc.

La idea entonces es romper con este esquema, aprender definitivamente que las relaciones sexuales están hechas para el disfrute y no debemos estarnos torturando antes, durante o después de los encuentros sexuales; ya que esto lo único que nos genera es displacer, disminución del deseo sexual y conflicto dentro de la relación de pareja.

Para finalizar, si de verdad queremos iniciar o mantener relaciones sexuales con alguien vamos a ocuparnos y no preocuparnos por pasarla bien; suena sencillo pero esto supone un trabajo reflexivo y hasta académico más profundo de lo que muchos quisieran y esperan. Porque si es verdad que el sexo y el amor debe ser “natural”, y “espontaneo”, y debemos hacerlo cada vez que nos entren las ganas; la verdad es que para mantener esa disposición debemos tener (de antemano y los dos) todo claro, y bajo control; luego entonces si, a gozar y disfrutar cada instante que podamos o nuestros cuerpos nos lo permita.
 

Amor Antunez.
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