El diagnóstico oportuno evita consecuencias severas


El objetivo terapéutico es la remisión para devolverles la calidad de vida a las personas con esta condición inflamatoria

Las espondiloartritis o espondiloartropatías, son un conjunto de enfermedades reumáticas que afectan al esqueleto, fundamentalmente a la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas, aunque también pueden afectar a otras articulaciones más alejadas de la columna, denominadas periféricas; e incluso, en algunos casos produce afectación de la piel, el aparato digestivo y urinario, los ojos o el sistema cardiovascular.

Una característica importante y muy específica de estas patologías, es que la inflamación afecta con mayor predilección unas estructuras llamadas entesis, que son las zonas de unión del hueso con los tendones, ligamentos y cápsula articular. Dicha inflamación aguda se denomina entesitis, y afecta fundamentalmente a la columna vertebral y zonas periféricas, como talones; mientras que la inflamación crónica produce fibrosis, osificación y formación de hueso nuevo, provocando la pérdida de movilidad del tronco y rigidez progresiva del paciente.

El reumatólogo, Marco Rivera, considera que el diagnóstico precoz de esta condición es fundamental para, en primer lugar, evitar secuelas de la enfermedad por el daño articular; y en segundo lugar, porque está comprobado científicamente que un diagnóstico temprano mejora el pronóstico de la patología en su evolución.

El galeno recomendó que las personas con dolor en la parte baja de la espalda constante, que empeora con el tiempo y dura varias semanas, deben acudir al reumatólogo y practicarse un chequeo que permita diagnosticar la causa de la molestia. Insistió en que estos especialistas cuentan con las herramientas de diagnóstico idóneo y la preparación para indicar la terapia más eficaz.

En búsqueda de la remisión

Rivera señaló que hasta hace un par de décadas, la espondiloartritis no tenía mayor tratamiento que el uso de esteroides o la sulfasalazina, cuya efectividad no era la mejor, debido a que el paciente estaba condenado a una evolución difícil, llegando en algunos casos a niveles severos de discapacidad. Posteriormente, se desarrollaron los medicamentos biológicos que cambiaron radicalmente el pronóstico de este diagnóstico, devolviendo la calidad de vida a parámetros normales.

“El objetivo único de la terapia farmacológica para esta patología es buscar la remisión y frenar su progreso, mas no curarla, al punto de no recibir otro tratamiento como analgésicos o esteroides, además de poder reincorporar al paciente al 100% de sus actividades cotidianas. No es infrecuente en la práctica, que el paciente ante la mejoría se vea tentado de suspender el tratamiento por iniciativa propia, lo que lo lleva a una inevitable recaída. En lo personal, la forma de conseguir un alto índice de adherencia es suministrarle información oficial al paciente”, acotó Rivera.

El especialista en reumatología destacó la importancia de estar atentos a los mecanismos de defensa que anuncian que algo anda mal, como el dolor que no es bueno en ninguna versión, y tomar siempre en cuenta las recomendaciones del reumatólogo para mantener las medidas e higiene de la columna, que son fundamentales para conservarla bien por muchos años.
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