Nuestra Vinotinto se comió  el pastel… No se trataba de un concierto de rock, ni mucho menos de una gala

hollywodense, era un encuentro amistoso de fútbol. Sin embargo, no se trataba de cualquier partidito, caimanera, ni nada por el estilo, el evento iba a enfrentar a nuestra Selección Vinotinto contra España, con todo y su título de Campeones del Mundo. Pero es importante hacer la aclaratoria, porque toda el despliegue, show, bombardeo mediático y publicitario que rodeó este choque deportivo no es el común, donde la prensa farandulera (jamás vista en otros duelos donde estuviese vinculada nuestra Selección) hizo fiesta, incluso con trato más privilegiado que a medios encargados de cubrir la fuente día a día.

Estamos conscientes, no lo negamos, del nivel de nuestros ilustres visitantes, pero jamás debemos olvidar que se trataban de eso, “los visitantes”. Los reyes de la casa, los anfitriones, los dueños del patio eran otros. Aunque los organizadores del evento, con impresionante despliegue, la Fuerza Aérea Bolivariana de Venezuela escoltando la aeronave española a su llegada, un trofeo hecho a la medida de las vitrinas ibéricas y una inversión multimillonaria jamás vista, llegando a calificar el duelo como el partido más importante de la década (¿será que nuestra Selección no está hecha para más cosas?), hicieron sentir como locales, precisamente a los otros.

Pero el público dio su veredicto final. En esos minutos de partido todos sabemos lo ocurrido y ya mucho se ha escrito y machacado al respecto, un primer tiempo para el olvido y una segunda mitad que nos puso a soñar y nos demostró el gran nivel de nuestras individualidades Vinotinto. Pero lo más importante, mostró un escenario donde se enfrentaba el equipo de moda, la flamante Campeona del Mundo, los “rock stars” del balompié contra la antigua Cenicienta del Continente, que no bajó jamás la cabeza ante sus rivales y mostró un atrevimiento, hidalguía y personalidad, que nos llenó de orgullo, aplaudido por todos, incluso por el DT español Vicente Del Bosque.

Contrario a lo que muchos esperaban, las camisas rojas furia eran minoría, el color vinotinto se adueñó del estadio José Antonio Anzoátegui y el tricolor nacional era lucido con mucho orgullo por gran parte de la afición. Dicho por muchos de los presentes con los que tuve la oportunidad de conversar, se estremecieron con cada nota de nuestro Gloria al Bravo Pueblo y ligaban en todo momento que ese gol, que siempre estuvo en la punta de los pies de los nuestros, terminara de atravesar la malla española.

Nuestros jugadores lo sintieron y con esa gran carga de cariño se fueron a Estados Unidos para continuar su preparación de cara a la Copa América Argentina 2011. Y, aunque el término para muchos resulte polémico, con todo el poder moral que tienen, se le oyó a José Manuel Rey y se le leyó en un tweet a Tomás Rincón, la satisfacción de sentir y saber que Venezuela sentía y quería, que “El Pastelerismo” ya era cosa del pasado.

Pastelerismo: Falta de identidad nacional. Acción de apoyar con fervor a selecciones de países ajenas al suyo, incluso, cuando estos enfrentan a combinados de su nación de origen.


Fotos: Cortesia Noticias24 , Lenín Núñez, AVS Photo Report

 

Trina Ballesteros Trina Ballesteros
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