Resumimos pequeños consejos que harán llevadero este proceso para todos los miembros del núcleo familiar


El Alzheimer es una enfermedad escabrosa, difícil y dolorosa, pero esta en los cuidadores y familiares, la responsabilidad más grande para lidiar con este padecimiento y hacer que la vida del entorno familiar se mantenga lo más armónica posible.

No hay una regla estricta, cada paciente tiene comportamientos distintos por lo que deberán ir probando qué tolera y que no, qué le afecta el animo, si disfruta de algunos sonidos o incluso identificar sabores que forman parte de sus gustos. Esta enfermedad cambia todo en el paciente y no por que toda su vida hizo o le gustó algo, quiere decir que seguirá siendo de esa forma. La paciencia, el amor, los cuidados y sobre todo el estar conscientes de la enfermedad, son factores preponderantes en su tratamiento.

¡Todos informados!. Cuando ya reciben el diagnostico es importante que todos y cada uno de los miembros de la familia conozcan de la enfermedad y su progresión. Incluyendo a los más pequeños de la casa para que entiendan lo que están enfrentando.

Todos deben razonar que no es culpa del enfermo, ni hay ningún tipo de intencionalidad en sus acciones. La paciencia es la mejor aliada para comprenderlos. Hay que respirar y tomar decisiones basadas en la lógica y no en las emociones.

Hay que crear rutinas que permitan que el enfermo pueda identificarse en tiempo y espacio, mientras sus capacidades lo permitan. Establecer y mantener horas de baño y comida, son parte de esa cotidianidad en la que se sentirá más cómodo.

La alimentación es un tema importante, en ocasiones hay que disfrazar los sabores de algunos alimentos bien sea con edulcorantes, quesos o algún condimento que haga más fácil que se coman las porciones. En estados más graves, el licuado de los alimentos en papillas es una buena opción.

La musicoterapia es una excelente recomendación, ponerlos a escuchar no solo instrumentales o música clásica, sino también ritmos bailables e incluso la música favorita del paciente, serán provechosas para su estado de animo, manteniendo un volumen considerable que no le abrume.

Todo el tiempo hay que estar “poniendo un ojo” en el paciente para saber en que anda. Por las noches incluir un monitor de bebé (que incluya cámara, detector de movimiento y sonidos) en sus habitaciones, permitirá a los cuidadores tener un poco de independencia y tranquilidad por las noches, pero manteniendo la supervisión constante.

No discutas con el paciente o le recuerdes malos momentos, como cuando pregunte por sus padres o algún familiar que ya falleció. El decirles la verdad podría cambiarles anímicamente y es algo que olvidaran en minutos, edulcorar esa respuesta satisface su pregunta y no le afectará de más.

Ejercita la memoria con el enfermo mientras se pueda. Hacer crucigramas, rompecabezas, sopas de letras y otros pasatiempos o hobbies como leer, cantar, bailar, tejer, jugar con mascotas, etc. retardara en pequeña medida el proceso de deterioro cognitivo.

Incluir al paciente en las actividades familiares es la mejor opción, ellos se sienten parte y pueden tener una mejor calidad de vida. Salidas familiares, viajes e incluso actividades más cotidianas, como comer en la mesa y ver juntos la tv, les da seguridad y además potencia los vínculos afectivos.

Graba y toma fotos, crea recuerdos familiares con cada uno de los miembros, capta momentos que querrán atesorar de por vida. Cuando ya el paciente no esté, serán parte de esa memoria de los seres queridos, especialmente para los niños.