Para nadie es un secreto que en Venezuela y en varios países sudamericanos existen muchas reinas sin estado regido por monarquía, esto se debe a que nuestras majestades provienen de los certámenes de belleza, más no de familias con títulos reales.

En Venezuela ya está por comenzar “La temporada de la belleza”, es el momento donde el concurso Miss Venezuela obtiene el mayor fanatismo en el país, luego de béisbol, porque las reinas de la belleza forman parte de nuestra identidad cultural y en las redes sociales los fans de la representante de cada estado atacan con insultos a quienes osan criticarlas.

Me ha impactado la cantidad de público gay que sigue al Miss Venezuela en sus redes sociales, aún más estos días que se aproxima la transmisión del reality show “La Magia de ser Miss”, al igual que El premio Óscar, Miss Venezuela es un imán para que los colectivos de la comunidad Lesbianas, Gays, Transexuales y bisexuales (Lgtb) puedan florecer por un rato o salir del armario porque aunque muchos lo nieguen, les guste o no, se identifican con las participantes hasta actúan como las ganadoras. En especial los varones, que participan en concursos de belleza de su colectividad, empleando lentejuelas, boas de plumas y vestidos de gala de primeros diseñadores venezolanos.

Y este fanatismo no solo sucede con el Miss Venezuela, en el Miss Universo existe gran alta dosis de pasión exagerada, ocurre un desfile alternativo donde puedes quedarte para ver pasar filas de hombres indonesios, guatemaltecos, gambianos, angoleños, ecuatorianos en distintos niveles de feminidad. Zapatos de tacón altos con suelas de espejo, trajes con piedras preciosas, pulseras con ruiditos y bolsos metalizados.

Este desfile se convierte como la antesala de la parada de las naciones por la multitud de nacionalidades, se suma la delegación colombiana, la mayoría de ellos todos bears (un distintivo gay que incluye hombres gordotes y velludos) llevando la bandera de su república hecha con lentejuelas.

Es un espectáculo que a muchos les parece maravilloso. Los chinos se travisten de sus misses y desfilan por la alfombra roja del Miss Universo. Pienso que las misses no son una exaltación delirante de la mujer sino una extravagancia del gay obligado a idealizarse en “lo femenino”.