El director de orquesta Gustavo Dudamel levanta su voz »contra la violencia y la represión» durante protestas


El director de la orquestas Gustavo Dudamel alza su voz contra “la violencia y la represión” que han sufrido los venezolanos por parte del cuerpo de seguridad del Estado durante las protestas que han sido convocadas por el partido de la oposición venezolana las últimas semanas.

Asegura que nada justifica “el derramamiento de sangre” de un pueblo que está “desesperado por su derecho inalienable al bienestar y a la satisfacción de sus más básicas necesidades”.

Dudamel enlutó sus redes sociales, en honor al joven de 17 años de edad, Armando Cañizales, quien murió durante una protesta antigubernamental en Las Mercedes, Caracas. El joven pertenecía a la orquesta Sinfónica Simón Bolívar, núcleo Baruta, donde se decretaron tres días de duelo.

 

Dudamel mantuvo silencio por mucho tiempo, pero a principios de este año se ha pronunciado en al menos dos oportunidades por la crisis en su natal, Venezuela.

A continuación el texto íntegro

Mi vida entera la he dedicado a la música y al arte como forma de transformar las sociedades. Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis. Históricamente el pueblo venezolano ha sido un pueblo luchador pero jamás violento.

Para que la democracia sea sana debe haber respeto y entendimiento verdadero. La democracia no puede estar construida a la medida de un gobierno particular porque dejaría de ser democracia. El ejercicio democrático implica escuchar la voz de la mayoría, como baluarte último de la verdad social. Ninguna ideología puede ir más allá del bien común. La política se debe hacer desde la consciencia y en el más absoluto respeto a la constitucionalidad, adaptándose a una sociedad joven que, como la venezolana, tiene el derecho a reinventarse y rehacerse en el sano e inobjetable contrapeso democrático.

Los venezolanos están desesperados por su derecho inalienable al bienestar y a la satisfacción de sus más básicas necesidades. Las únicas armas que se le puede entregar a un pueblo son las herramientas para forjar su porvenir: instrumentos musicales, pinceles, libros; en fin, los más altos valores del espíritu humano: el bien, la verdad y la belleza.

Hago un llamado urgente al Presidente de la República y al gobierno nacional a que se rectifique y escuche la voz del pueblo venezolano. Los tiempos no pueden estar marcados por la sangre de nuestra gente. Debemos a nuestros jóvenes un mundo esperanzador, un país en el que se pueda caminar libremente en el disentimiento, en el respeto, en la tolerancia, en el diálogo y en el que los sueños tengan cabida para construir la Venezuela que todos anhelamos.

Es el momento de escuchar a la gente: Ya basta.

Gustavo Dudamel

ntn24america.com