Desde que Juan Carlos Salazar tocó con su cuatro ‘Moliendo Café”, la primera pieza que se aprendió con este instrumento, la composición de José Manzo, popularizada por Hugo Blanco,

empezó a formar parte de su repertorio, aun cuando no fue hasta 2017 que la grabó en un estudio.

El particular estilo orquídea de Blanco, al igual que Gualberto Ibarreto y Serenata Guayanesa, hicieron a Salazar valorar los ritmos y las composiciones venezolanas, que hoy día se propone preservar junto a otros artistas paisanos.

Para Salazar, es importante rescatar esas letras que, por su universalidad, el público las asoció a un país distinto a Venezuela. Hermosas composiciones que se le perdió la cuenta el número de versiones, como “Moliendo café”, que Salazar le añadió el toque especial del saxo, la flauta y el clarinete.

“En mis conciertos aprovecho la oportunidad de educar a la gente y decirle que ‘Moliendo café’ es nuestro, al igual que ‘Motivos’, que mucha gente piensa que es mexicana, al igual que ‘Ansiedad’, que también piensan que es mexicana y muchas canciones que nos pertenecen a nosotros y que es bueno recalcar que son de autores venezolanos y compositores nuestros”, expresó en monaguense.

El cantautor ha refrescado letras tan icónicas como “María Antonia” y “Woman del Callao”, y varias del gran Simón Díaz (Tonada de Luna Llena, con Trina Medina), para preservar el reservorio musical del país, más allá de sus fronteras. En Estados Unidos y en Europa corean las versiones de Salazar, que se autodenomina defensor de la música venezolana.

Próximamente se inmortalizarán estas versiones en el álbum “Ritmos y Colores”, donde están muchas otras composiciones de autores venezolanos que Salazar valora y le rinde homenaje musical.