A raíz de los hechos que se vienen suscitando en Venezuela, innumerables figuras públicas han fijado posición y se han mostrado activas, tanto en las convocatorias a marchas,

como en las redes sociales desde el mismo país y fuera de nuestras fronteras. La marcada polarización, la rectificación y el llamado a la paz se han hecho notorios y es el común denominador en esta difícil coyuntura que se vive y respira en cada punto de nuestra geografía, aunque en algunos casos las crueles acciones que se han  observado son totalmente contradictorias. La intolerancia y los insultos de lado y lado, también se han hecho presentes y una de las figuras que recientemente recibió toda clase de improperios, fue la actriz y animadora Karina Salaya, quien a pesar de vivir en Ecuador desde el pasado año, mostró su preocupación por los hechos de violencia, represión, derramamiento de sangre y muertes que han sucedido, hecho que desencadenó una serie de ofensas en las redes sociales por parte de un grupo de personas que consideran a la animadora y actriz “enchufada” –termino que se utiliza para describir a las personas adeptas al gobierno-

Ella trabajó en la segunda novela que ha realizado el canal socialista Tves, desde su salida al aire hace nueve años y medio, posterior al cierre de la emblemática y pionera planta televisiva RCTV. En el dramático realizado por la productora independiente Tomates Fritos, titulada: “Vivir para Amar”, personificó a “Miseria”, una indigente con pinceladas de villana, el cual representó su último trabajo actoral en Venezuela, antes de su partida al exterior, donde reside con su pequeña hija Arena Caridad. Paralelamente a ese rol, Karina trabajó en el Ministerio del Deporte, junto al grandeliga Antonio “El Potro” Alvarez”, donde cumplió una labor social, amén de animar algunos eventos organizados por dicho ente gubernamental. Lo cierto del caso es que ahora ella colgó algunas imágenes en su red social de Instagram, @karinasalaya apoyando al cambio y ha recibido cualquier cantidad de ofensas e improperios. Ella se comunicó con este portal desde Guayaquil, Ecuador y dio sus impresiones al respecto.  

“Me duelen las ofensas, pero más me  duele mí país”…

“No deja de sorprenderme y dolerme tanta intolerancia, resentimiento y odio que hay en el corazón de muchos venezolanos y así no podemos, ni vamos a salir adelante. Yo apoyé este proyecto, porque como muchas personas quería un cambio positivo para el país, pero no puedo sentirme ajena, ni despegar los ojos de una realidad que nos golpea a todos y por ello el gran éxodo de venezolanos en el exterior, quienes como yo, salimos con mucho dolor de nuestro país, en busca de una mejor calidad de vida y futuro para nuestros hijos. ¿Es eso pecado?

Trabajé en el Ministerio del Deporte porque sentí que desde allí en esa oportunidad que se me brindó, podría retribuir en cierto modo, tanto cariño y apoyo que he recibido como figura pública y así lo hice, utilizando un balón, como instrumento para desligar a los niños y jóvenes de la delincuencia y del flagelo de la droga. Lo hice con compromiso y dignidad, desde mi corazón, pero también soy sensata y he sido siempre una mujer frontal y transparente y me di cuenta que en mi país venían sucediendo hechos muy graves, de los cuales no me podía quedar callada, ni mucho menos sentirme ajena a ellos, porque mi familia, amigos, conocidos y la mayoría de los venezolanos lo están padeciendo.

Tengo unos padres que hacen colas para comprar alimentos, yo muchas veces también las hice y viví de cerca el desabastecimiento, la inseguridad y la falta de medicamentos y rectificar es un derecho que tenemos todos los seres humanos. Muchos venezolanos como yo, creyeron  y apostaron a esta revolución, porque por algo ganaron las elecciones, pero muchos venezolanos también han rectificado, pero por no ser figuras públicas, no reciben las ofensas y los adjetivos descalificativos que recibimos quienes de alguna manera somos personas públicas, pero que también tenemos el derecho a equivocarnos y a rectificar.

A mí me duele mi país, me duele mucho estar fuera de Venezuela y haber dejado mi familia y mi vida allá, pero tengo una hija y quise darle una mejor calidad de vida y eso tampoco es pecado, pero mi preocupación por lo que sucede en Venezuela sigue, así yo viva en China. Nunca se deja de ser venezolano y yo le debo mucho a Venezuela, allí crecí, me crié, me formé artísticamente, pero era otra Venezuela y nadie puede negar eso… Yo desde aquí le digo a mi gente, que ofendiéndonos y descalificándonos, no vamos a lograr nada positivo. A mí las ofensas me duelen,  pero más me duele e importa lo que estamos viviendo la mayoría de nosotros, quienes a pesar de estar lejos muchos, no estamos divorciados, ni deslindados de lo que ocurre, porque yo me siento orgullosamente venezolana. Yo aquí en Ecuador trabajo duro, pero en un área totalmente distinta a mi vocación y lo hago con gusto, por darle una mejor vida y seguridad a mi hija, pero haber dejado el medio artístico duele y el sacrificio también, pero tengo le certeza que pronto retomaré mi carrera y habrá también una reconciliación necesaria e imperiosa entre todos nosotros. No más ofensas y recuerden siempre que errar es de humanos y rectificar es de sabios. Yo no robé, no cometí ningún delito, yo creí y aposté a un proyecto, pero ahora apuesto a la unión, reconciliación y al cambio que merecemos todos unidos”  


Estar en Ecuador o en cualquier país del mundo y encontrar alimentos y medicinas sin hacer colas, te dice claramente lo mal que estamos como país. El desabastecimiento y la inseguridad debemos criticarla todos, sin distinción de color político. La ideología debe ser seguridad y abastecimiento, no miseria y destrucción. Todos debemos exigir eso y lo lograremos unidos, porque insultándonos no lo hemos, ni lo vamos a lograr.

En Ecuador trabajo como peluquera y soy una demostración de lo que somos los venezolanos y más las mujeres, quienes no nos amilanamos, salimos adelante y no le tenemos miedo al trabajo, ni a los retos. Eso somos y hemos sido siempre y eso es lo único que no hemos perdido, lo demás lo debemos recuperar, porque nos merecemos una reconciliación y la reactivación del aparato productivo del país, por el bien y para el bien de todos los venezolanos y a eso yo apuesto ahora.

Fotos: Lewitz Ortega