Da orgullo ver como periodistas de otras latitudes (apartando a los ya conocidos críticos de oficio) se
expresan de nuestro fútbol en las grandes cadenas internacionales, sienten una admiración y respeto, que se nota es genuino. Este fue el caso del gran entrevistador cubano Ismael Cala de CNN, quien tuvo la oportunidad de sentar frente a él al Director Técnico de la Vinotinto, César Farías.
Cala, como sabemos, no es el más experto en el tema futbolístico, sin embargo, se preparó y supo abordar a un Farías que se mostró impecable en su vestimenta y en su verbo, políticamente correcto, sin sobresaltos, ni “Caritas Peladas”. De respuestas muy bien pensadas y una habilidad increíble para dominar las cámaras y torear, como el mejor de los “mataores”, las preguntas consideradas incómodas.
Sin embargo, me quiero detener en un punto muy particular, algo que me llamó la atención en este diálogo y no es primera vez que le escucho al estratega de nuestra Selección. Para nadie es un secreto y llena de mucha alegría el creciente apoyo a nuestros futbolistas, tras la extraordinaria actuación de Venezuela en la reciente edición de la Copa América. Este respaldo no surgió de la noche a la mañana y es fruto del trabajo de muchos años y diferentes técnicos, entre ellos el recordado Richard Páez, quien sembró el sentimiento Vinotinto y la convicción de que si se puede ganar a cada uno de los jugadores.
Pero decir que el fútbol es más popular en Venezuela que el béisbol es atrevido, es osado, es absurdo. Establecer esa clase de comparaciones, de inmediato, genera confrontaciones entre fanáticos de ambas disciplinas, cuando la idea en estos momentos es sumar y no restar, multiplicar y no dividir más, ya suficiente tenemos con los dirigentes políticos que a diario se empeñan en sectorizarnos.
Usar como argumento que hay más futbolistas nativos que peloteros criollos en el extranjeros es no manejar estadísticas, a menos que nuestro DT considere como peloteros venezolanos solo a los que militan en las Grandes Ligas y no a los que están en categorías menores, en ligas independientes, la mexicana, italiana, española, holandesa, japonesa, coreana, etc.
Decir que existe un mayor respaldo para el fútbol que el béisbol porque existen 18 equipos profesionales mientras que la pelota solo cuenta con 8, es no ver a su alrededor y ser realistas al admitir que 18 equipos son demasiado para nuestro fútbol, que muchos de estos equipos trabajan con las uñas y no cuentan con recursos para aguantar un torneo completo, terminando con inmensas deudas y sin capacidad para cumplir los compromisos con su nómina. Verse reflejados en este espejo ha frenado a la Liga Venezolana de Béisbol Profesional a dar el paso a una expansión que es pedida a gritos desde hace años, en un país con un gran potencial de beisbolistas, que en el invierno deben recurrir a otras ligas como la mexicana, colombiana, dominicana, puertorriqueña, nicaragüense, panameña, etc, porque no tienen cabida en su propio país.
Aquí la idea no es establecer absurdas comparaciones, la idea es agarrar una calculadora, sumar y multiplicar, que el apoyo al fútbol nacional no sea una moda o algo efímero, sino que perdure en el tiempo y se vea reflejado en las gradas y tribunas de los partidos del torneo local todos los fines de semana. No escuchar, como me ha tocado, la algarabía de un abarrotado estadio Universitario desde un Olímpico vacío.
Ver, como también me ha tocado, por solo mencionar un ejemplo, a fanáticos cruzar de un estadio a otro cuando el juego de pelota culmina y el de fútbol está a punto de comenzar. Incluso, los horarios podrían coordinarse para tal propósito.
¿Qué sabroso sería un domingo en el que se pudiese disfrutar de un partido de Tiburones de La Guaira o Leones del Caracas (por mencionar dos equipos) y después cruzar al otro estadio a ver al Deportivo Petare o al Caracas FC? A este ejemplo le podemos dar el nombre de cualquiera de los equipos de nuestro béisbol o fútbol, porque aquí la idea es integrar, no comparar, etiquetar, ni dividir.
Trina Ballesteros
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