Esta película dirigida por Miguel Curiel y protagonizado por Daniel Alvarado, Karina Velásquez y Azier Hernández

es una historia de amor prohibida que aborda por primera vez el universo de la étnia wayuu

Por vez primera en el cine venezolano se mostrarán los secretos que encierran los wayuu ubicados en la península Guajira. Un pueblo matriarcal olvidado y excluido que sigue luchando por mantener a flote sus creencias, su magia, sus formas de vida y su lengua.

La historia se centra en el amor imposible entre Gamero: el Rey de los Guajiros (Daniel Alvarado) y Chiquinquirá (Karina Velásquez) quienes contraviniendo la cultura wayuu y sus designios ancestrales, deciden vivir su aventura pasional, a riesgo mismo de su propia vida.

Es por ello que, Gamero buscará la protección de un detective español llamado Alatriste, interpretado por Azier Hernández, quien atravesará un intrincado laberinto de símbolos y significados, donde no solo está la maracucha: «La Niña de Maracaibo», si no también la hija del Rey, la heredera según la matriarcal descendencia tribal y con el mismo nombre: «La pequeña Niña de Maracaibo» donde  todo esto se encona bajo la sombra de un pequeño carguero repleto de misteriosos cambures, que lleva también por nombre: «La Niña de Maracaibo».

Esta película thriller western revela un mundo rico en leyendas, características, creencias y estructuras de vida tan particular como lo es la etnia wayuu. El filme tiene la novedad de ser presentado en tres idiomas: español, Wayuunaiki (idioma wayú) y vasco, enriqueciendo la trama y reflejando al máximo y de la manera más fidedigna esta etnia. La fuerza de los paisajes naturales adquiere un gran protagonismo, presentando ante los ojos del espectador en un viaje a lo desconocido a través de más de 30 locaciones de Maracaibo y la Guajira.

Wayuu: La niña de Maracaibo es una película de  coproducción internacional con España (Alokatu producciones) fue realizada por Cineaventura en coproducción con Mestizo producciones, CNAC, Bolivar Producciones e Ibermedia en colaboración del Departamento de Cultura de La Universidad del Zulia, las Alcaldías de Páez y de Maracaibo y la empresa estatal Pedegas.

 

Fotos: Victor Goncalves
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