Justo hoy llega a las salas de cine del país el tan esperado desenlace de las aventuras del mago más famoso del mundo, obviamente me refiero a Harry Potter.

 

 

Actualmente no sorprende a nadie la cantidad de seguidores pura sangre que se compraron todos sus libritos y se los leyeron religiosamente, bravo por ellos. También hay otros que gracias a las películas se leyeron los libros y aquellos que sólo se enamoraron de las cintas y con ello le bastó, además de seguir todo lo que saliera por Internet, claro está

Ahora que lo pienso vaya que tengo amistades que llevan el fanatismo de Harry Potter a otro nivel, hasta el punto de llamar a sus parejas Pottercitos y hacerlos usar los mismos lentes. Hay otros que por el contrario, viven su vida como si estuvieran en Hogwarts y te amenazan con echarte hechizos paralizantes y demás.


Ver a personas con capas y varitas en las salas de cine, ya se ha hecho común para nosotros, pero de ahí a lo que han hecho fanáticos de todo el mundo es otra cosa, como por ejemplo, en algunas universidades que han adoptado como propio el popular juego de Quidditch, montándose en escobas y persiguiendo un balón de fútbol, algo muy lejos de parecerse al juego original de la película, comenzando por la teoría en la que estas escobas “mortales” no vuelan.

Por otra parte en Europa hubo un hombre que se cambió el nombre a Harry Potter esperando ganar una competencia de popularidad en un pequeño pueblito. Seguramente, tal vez haya por ahí algún bebé venezolano con ese nombre, eso sí sería para morir de risa.


No todo da risa en este mundo de la Harry Pottermanía, y para aquellos que luchan por la protección de los animales lo que viene a continuación no les va a gustar, porque debido a la popular ave que tiene Harry como mascota, porque se creó cierto fetichismo y ha salido la gran marea de gente a comprar a estos pobres búhos, para emular a la popular lechuza blanca de Harry, y digo pobres porque después de un tiempo comenzaron a botarlos y el poco cuidado que les daban trajo como resultado un gran índice de mortalidad  en estos animales.


Quizás usted piense que esto de la fiebre de Harry Potter es sólo para niños, pero no, recordemos que ya han crecido, como usted, como yo. Tanto que los fanáticos del joven mago lograron emular la cerveza del hechicero, la cual es vendida en El Mundo Mágico de Harry Potter en Orlando, Florida. Los ingredientes de esta bebida, no alcohólica, no van más allá de tener refresco sabor a vainilla, galletas de mantequilla y caramelo hechas a base de azúcar, entre otros. Esto se originó cuando J.K. Rowling comenzó a mencionar la «cerveza de mantequilla» en varias de las novelas de la saga.


Varitas con luz y sonido, relojes, capas de invisibilidad (que en realidad sólo te ocultan de ti mismo), lentes redondeados, espadas, peluches, figuras de colección, gorras, franelas, cadenas, etc, son parte de alguno de los artículos más vendidos que ha arrojado la película, pero como mujer opino que el que verdaderamente sería útil es la sorprendente cartera al estilo Mary Poppins de Hermione en esta última entrega.


Estos fanáticos han crecido literalmente con este grupo de magos, como lo hicieron en su época aquellos que vieron Star Wars, sin embargo, con la diferencia que esta última película (refiriéndome a Star Wars) se las ha ingeniado para no morir, ahora este planteamiento me lleva a concluir con la pregunta del millón ¿Qué harán después de Harry Potter?

 

Por: Lic. Johamy M. Ojeda
Twitter: @Productorajm