Acostumbrándonos a vivir en la inseguridad, en la desidia, en la ineptitud de quienes nos gobiernan, en un llamado »socialismo del siglo 21»

que no ha sido más que la división de un pueblo hermoso, pero que ahora en dos bandos llenos de odio y desigualdad, nos arrebata la vida, bienes y lo que con esfuerzo de una vida llena de trabajo hemos adquirido. Hoy ni la vida vale nada y el valor de lo adquirido en esa vida sin valor para algunos, aún menos… ¿Por qué acostumbrarnos?

Allí radica y ha radicado nuestro pecado y error como individuos, en aceptar que sucedan y continúe esta ola de violencia e inseguridad, que ni en nuestros propios hogares nos hace sentirnos protegidos y verlo ya como algo “normal”, convirtiendo diariamente a familias, o miembros de estas, en un porcentaje de esa descomposición social que nos acompaña y a la cual no se le ha puesto coto, pero si una irresponsable, insensata e insensible lista de culpables de laboratorio. Esta semana, la residencia de los actores Javier Vidal y Julie Restifo fue violentada por un grupo de hampones, que los sometieron junto con sus familiares, los ataron, amordazaron y sustrajeron artefactos electrodomésticos, dinero, celulares y demás objetos de valor. Ellos son ahora una familia más de ese alarmante y nada virtual porcentaje al cual peligrosamente nos estamos acostumbrando.

El reconocido actor y dramaturgo escribió en su cuenta en Twitter luego del suceso: “Todos bien en casa. Juntos. Gracias por sus bendiciones…

Si, porque la solidaridad es lo único que brindamos en estos lamentables hechos de inseguridad que vive el país, donde nos alegramos de que al menos los dejaron con vida. ¡Qué horrible!, ¡Qué tristeza e impotencia!, cuando debemos unirnos y ser solidarios en exigir y de una vez por todas, se nos brinde seguridad y calidad de vida a todos. ¡A todos!…porque esto no distingue colores, ni conoce de valores…

El problema es social y debe ser atacado desde la raíz.

Ya basta de sentirnos desamparados y peor aún, de aceptar que robos, asesinatos y hechos de violencia sean nuestro pan de cada día.

Es lamentable y da mucha tristeza leer en las redes sociales diariamente, mensajes de venezolanos que escriben sus experiencias con el hampa que nos acosa y ser solamente “solidarios”. ¿En qué nos están convirtiendo?

«Sin celular y sin la mitad de mis cosas…pero viva y con mi familia…supongo que eso es lo que nos queda decir… (…) Que estamos vivos. Que vale la pena vivir. Que este país se ha degradado por completo e insisto en que algo debo hacer. Hoy fuimos asaltados de buena mañana al salir al trabajo. Nos desvalijaron. Estamos medianamente incomunicados. Mucho psicoterror… Pero lo podemos contar. Es muy duro vivir en Venezuela en esta guerra no declarada donde el régimen ayuda a los asaltantes y criminales»; escribió en redes sociales, Josette Vidal, hija de la pareja de artistas.

Y como ese mensaje, se leen muchos diariamente y es dantesco lo que nos sucede, porque nos estamos acostumbrando a vivir de esta manera y eso es inaceptable. Ya basta de buscar culpables foráneos, de hablar de guerras económicas, mediáticas y saboteos, cuando lo que nos sucede está allí, a la vista de todos y no es virtual, ni mediático, ni mucho menos foráneo. Es nuestra realidad, una realidad que debe cambiar, porque no hablo solamente por la familia Vidal-Restifo, hablo por todos mis hermanos venezolanos, sin importarme su creencia política. Aquí no hay ni socialismo, ni seguridad, ni abastecimiento, ni calidad de vida y seguimos inertes, pasivos, “solidarios”, mientras el hampa hace de las suyas y enluta a familias diariamente, mientras el hampa roba y solo te conviertes en una victima más, en un porcentaje. La solución está en cada uno de nosotros, que debemos exigir sin miedo nuestros derechos a la vida, a la salud, a la alimentación. El gobierno debe tomar medidas y brindarles a todos los venezolanos lo que nos arrebató.

 ¿Cuándo dejamos de ser lo que siempre fuimos?

Ya basta de aceptar eses mensajes de odio, que incitan a la violencia, a la división y que han alimentado el resentimiento social en el pueblo, los cuales algunos denominan “llamados a la paz” y han sido el detonante de esta situación alarmante y de la cual no debemos, ni podemos acostumbrarnos.

El éxodo de venezolanos lo demuestra…algo sucede y seguir ocultando una realidad, es irresponsable y miserable. Vamos a exigir todos lo que por ley de vida merecemos. La vida si tiene valor, al igual que lo que con trabajo se logra en ella. La solución está en cada uno de nosotros y nuestra voz es la mejor herramienta para buscar la verdadera paz e igualdad para todos. Mientras unos viven blindados y hablando de guerras mediáticas, aquí nos están matando, robando y violando en nuestra dignidad. ¿A qué nos estamos acostumbrando?